1623. Nápoles. Utopías y terrores

Campanella piensa con gran dolor en la diversidad del mundo. Tantos príncipes y reyes, tantas leyes y costumbres, tantas lenguas y credos, tantos dioses, no pueden sino mostrar el gran error en el que se halla gran parte de la humanidad. Y con él, la miseria, la injusticia, la perfidia, la avaricia y la guerra devienen dueñas y señoras del mundo. Pero esta época de tinieblas llega a su fin.

Muchos son los signos que presagian el advenimiento de un nuevo tiempo: los nuevos fenómenos observados en los cielos, la conjunción de los planetas superiores, Júpiter y Saturno, sobre los signos de fuego, la conquista del Nuevo Mundo, los anuncios de la inminente llegada del Anticristo. Nuevos días de luz, sabios y gloriosos, sucederán a las tinieblas. Y la humanidad será reunida en un solo rebaño, bajo una sola fe y unas leyes comunes.

Georges de la Tour_The Dream of St Joseph_1640

Georges de la Tour, 1640

Él realizará el Reino de Dios en la tierra. En él, nadie poseerá propiedad alguna, todos vivirán en armonía y fraternidad, compartiendo comida, techo y trabajo. Un Médico Supremo determinará el tipo de vestimenta y la alimentación más adecuada para cada época del año. Y los emparejamientos, cuando estos tengan lugar, se harán en vista a la procreación y al mejoramiento de la raza humana.

Todos los hombres hallarán en el cristianismo la verdadera religión e impregnarán sus vidas de sus preclaros valores. Este rey-sacerdote se hallará siempre asistido por ministros y magistrados que encarnarán las más excelsas virtudes. Así, habrá un magistrado de la Fortaleza, otro de la Castidad, los habrá igualmente de la Justicia, de la Verdad, de la Gratitud, de la Alegría, del Ejercicio, de la Sobriedad. Y cada cual velará porque estas virtudes reinen en el Reino del rey-sacerdote. Ellos podrán castigar a los ingratos y a los perezosos, a los que se dejen invadir por la tristeza o la cólera, a los insatisfechos y a los díscolos: no cabe la disidencia ni la diversidad en este Reino, pues en él reina la Verdad…

[Campanela1, Ernst1]

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